UNA NUEVA PERSPECTIVA III. LA PSICOLOGÍA ECOLÓGICA Y EL CONCEPTO DE AFFORDANCE.

PSICOLOGÍA ECOLÓGICA Y EL CONCEPTO DE AFFORDANCE.

Otro de los pilares en los que se apoya esta nueva perspectiva es la Psicología Ecológica. En este post intentaré explicar cómo afectan las teorías de la Psicología Ecológica a las ciencias del deporte.


Al percibir los objetos que nos rodean atendemos a sus distintas propiedades, como su tamaño, su color, o su forma. Aunque no parezca obvio en un primer momento, también atendemos a otras propiedades que son fundamentales para nuestra interacción con ellos y que están relacionadas con nuestras habilidades corporales. Por ejemplo, al percibir un objeto cotidiano (como una taza) atendemos a su color o a su tamaño, pero también percibimos directamente lo que podemos hacer con ese objeto (si podemos agarrarla o si podemos lanzarla).


PSICOLOGÍA ECOLÓGICA: QUÉ ES


Tales propiedades fueron definidas como ‘affordances’ o posibilidades para la acción y fueron estudiadas científicamente por el psicólogo norteamericano J. J. Gibson(1979). Gibson desarrolló toda una disciplina científica cuyo objetivo era el estudio de la percepción y aprovechamiento de las affordances de nuestro entorno, y a esta disciplina la llamó psicología ecológica. Así pues, las affordances son las oportunidades para la acción presentes en nuestro entorno y el principal objeto de estudio de la psicología ecológica.

La psicología ecológica, además de incluir un objeto de percepción novedoso en el estudio de nuestra psicología, es una disciplina cuyos principios teóricos desafían a la ciencia cognitiva tradicional. La ciencia cognitiva tradicional se basó en la idea de que la mente funcionaba de manera similar a un ordenador, donde lo mental quedaba definido por el procesamiento de información que ocurría en nuestros cerebros. En esta imagen de lo mental la percepción quedaba relegada a ser un mero proceso pasivo separado de la acción y la acción era simplemente una reacción guiada por el procesamiento cerebral. Así pues, la cognición era puramente procesamiento de información a nivel cerebral con el fin de formar representaciones del mundo externo.


¿CÓMO CONOCEMOS NUESTRO ENTORNO?


Por el contrario, la psicología ecológica cree que esta metáfora del ordenador no es una buena explicación de cómo conocemos nuestro entorno. En lugar de hacer copias internas de nuestro entorno y actuar conforme a ellas, como si fuéramos un ordenador, lo que hacemos es explorar activamente nuestro entorno a la búsqueda de elementos que nos guíen a la hora de realizar una acción u otra, tal y como se comportan todos los animales. Esos elementos que nos guían a la hora de realizar ciertas acciones son un tipo de información especial, conocida como la información ecológica. Esta información que detectamos es una información específica para realizar ciertas acciones y que surge de la combinación entre nuestra actividad y los elementos del entorno. Al detectar esta información en, por ejemplo, nuestro campo visual, su misma detección ya nos muestra qué acciones podemos realizar. Por ejemplo, si cuando vamos corriendo vemos que un objeto se aproxima gradualmente debido a que se expande en el centro de nuestro campo visual (gracias a la variable informacional ecológica conocida como ‘tiempo de contacto’), justo en ese momento percibimos directamente qué acciones podemos hacer (esquivarlo, agarrarlo, saltarlo, o incluso colisionarnos con él).

Esas acciones que podemos realizar son las affordances que se nos ofrecen en esa situación. Esto quiere decir que percibimos directamente las affordances que nos rodean sin necesidad de apelar a procesos cerebrales de procesamiento de información o a representaciones mentales: todo lo que necesitamos saber para explicar nuestras acciones lo encontramos al analizar la relación dinámica entre nuestra actividad exploratoria como organismo y los elementos del entorno, y es en esa escala (la escala ecológica, el nivel de interacción entre organismo y entorno) donde podemos encontrar una explicación más corporizada, situada, temporal y natural de cómo percibimos y actuamos, sin necesidad de postular elementos internos como representaciones mentales.


La teoría de la percepción ecológica de Gibson ha tenido un impacto significativo en las ciencias del deporte, ya que se enfoca en la percepción y la acción en un entorno dinámico y en constante cambio, lo que es fundamental en muchas actividades deportivas. Esta teoría ha llevado a una mejor comprensión de cómo los atletas perciben y se adaptan a su entorno durante el juego o la competición, lo que ha llevado a una serie de aplicaciones prácticas en la preparación y el entrenamiento de los deportistas.

Por ejemplo, la teoría de la percepción ecológica ha llevado a una mayor comprensión de la importancia de los factores ambientales en la toma de decisiones de los atletas, como la percepción de la profundidad y la percepción del movimiento. Los entrenadores pueden utilizar esta información para diseñar entrenamientos y ejercicios que mejoren la capacidad de los atletas para percibir estos factores y tomar decisiones precisas y rápidas durante el juego.


Además, la teoría de la percepción ecológica ha llevado a una mayor comprensión de la importancia de la retroalimentación perceptiva para el aprendizaje motor. Los atletas deben ser capaces de recibir información precisa y constante de su entorno para poder mejorar su rendimiento. Los entrenadores pueden utilizar esta información para diseñar ejercicios que proporcionen a los atletas una retroalimentación perceptiva clara y efectiva, lo que puede acelerar el aprendizaje motor y mejorar la toma de decisiones en situaciones competitivas.



¿Cómo afecta la Psicología Ecológica a la clase de EF?

Las affordances son individuales, por lo que las posibilidades de movimiento que se nos ofrecen dependen de cada persona, es decir de cada alumn@. Esto implica que cuando diseñamos una tarea, las posibilidades de movimiento que debemos esperar de nuestro alumnado no son únicas, por tanto para un mismo ejercicio, las respuestas pueden ser muy variadas. No debemos aferrarnos a recetas mágicas en las cuales esperemos que emerjan movimientos concretos, cada ejercicio será percibido por cada alumn@ con unas posibilidades de movimiento individuales. 


Desde una perspectiva tradicional, el cerebro de nuestro alumn@ era considerado cómo un ordenador dónde se almacenaban los patrones de movimiento. Al exponer a nuestro alumnado a una progresión de ejercicios, se asumía que el alumn@ progresaría en la dirección correcta de una manera lineal, algo que con nuestra experiencia hemos comprobado que no sucede. Todo nuestro alumnado no progresa de la misma manera, ya que cada ejercicio le ofrecerá a cada alumno unas posibilidades de movimiento concretas y no exportables. Es por esto que debemos descartar recetas mágicas que nos sirvan para toda la clase.


Por otra parte, desde la perspectiva tradicional se han diseñado típicamente ejercicios que menospreciaban la parte perceptiva de las acciones. Por ejemplo, cuando hacemos un ejercicio de dribling en baloncesto, dónde usamos conos para que los alumn@s los esquiven haciendo zig-zag estamos ofreciendo un entorno muy pobre perceptivamente. Estamos aislando la acción de la acción real de juego, con lo que ofrecemos unas posibilidades de aprendizaje limitadas. Este tipo de ejercicios pueden ser usados en etapas iniciales de aprendizaje, pero debemos ser conscientes de sus limitaciones y no abusar de los mismos.


En resumen, desde la perspectiva de la Psicología Ecológica debemos ser conscientes de que no podemos separar la acción de la percepción, la affordance son individuales, y que debemos diseñar entornos de aprendizaje muy ricos desde el punto de vista perceptivo-motor. Todas las actividades que diseñemos deberán tener en cuenta estas tres premisas con lo que aseguraremos un mejor aprendizaje motor.


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